La desembocadura del río Algar es un humedal litoral con un elevado valor ecológico y con unas propiedades que lo convierten en un paraje único en la Marina Baixa. Destaca su patrimonio etnográfico e histórico, pero especialmente el fuerte interés de la zona para las aves, suponiendo un punto clave durante sus migraciones anuales; en el río Algar podemos observar más de 100 especies de aves.
Flora y fauna del Río Algar
La Sierra de Bèrnia presenta diferentes hábitats muy diferenciados que acogen una fauna muy diversa adaptada a vivir en cada uno de ellos.
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Sin duda son las aves acuáticas las protagonistas de este espacio; durante todo el año podemos observar garzas reales, garcetas y el diminuto avetorillo, la única especie de garza que nidifica en este espacio. A lo largo de todo el cauce abundan azulones, gallinetas, ruiseñores bastardos y lavanderas, pero es en la desembocadura donde podremos observarlos con mayor facilidad; con suerte, aquí podremos disfrutar del colorido martín pescador y de otras aves como agachadizas, cormoranes, zampullines y grandes bandos de gaviotas reidoras y cabecinegras que pasan aquí el invierno.
Durante los periodos migratorios, numerosas aves de todo tipo encuentran en el río Algar un lugar donde descansar y recuperar fuerzas para continuar su viaje, convirtiéndose en un punto caliente de biodiversidad; desde cigüeñuelas, polluelas y todo tipo de anátidas hasta migradores transaharianos como golondrinas, carriceros y lavanderas boyeras, incluyendo todo tipo de mosquiteros y currucas.
No olvidemos la presencia también de reptiles como el galápago leproso, que cuenta aquí con una pequeña población. Bajo la superficie del agua también se esconden peces como la escasa anguila, catalogada en peligro crítico de extinción por la UICN, así como numerosos invertebrados que suponen la base trófica de este humedal.
Por último, el río Algar también presenta una enorme riqueza botánica, destacando las formaciones de tarayes, sauces y álamos, así como eneas, juncos y otras especies acuáticas. El entorno a la desembocadura presenta el único hábitat litoral de Altea donde encontramos especies propias de ambientes dunares como la adormidera marina y el lote de playa.
Estudios de instituciones de varios ámbitos ponen continuamente de manifiesto la importancia de este espacio natural y su biodiversidad, que fue incluido en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana en 2002.
Patrimonio histórico y etnología del Río Algar
El río Algar ha jugado un papel clave en la historia de Altea y ha tenido una importancia como punto de abastecimiento de agua a lo largo de las civilizaciones; ya los fenicios fondeaban sus embarcaciones en la bahía de Altea para proveerse de agua del Algar por su gran calidad. El aprovechamiento del agua mediante pequeñas presas y azudes a lo largo de todo su curso permitió el funcionamiento de molinos harineros como el Molino de la Torre, datado del siglo XV, y el desarrollo de una agricultura de regadío en todo su recorrido. Las tierras próximas al río han sido muy valoradas por su fertilidad, donde históricamente se ha hecho un cultivo de subsistencia; actualmente las aguas de la Algar riegan extensos campos de cítricos, nispereros y aguacates principalmente.
Además, el río ofrece otros muchos recursos como fibras de enea para hacer sillas, y constituye una fuente casi inagotable de cañas y cantos rodados, utilizados de forma histórica en construcciones como los techos de las casas, márgenes, etc. así como de infinidad de plantas con usos tradicionales.
Actualmente el río supone el mayor espacio de recreo de Altea, un entorno verde donde domina la tranquilidad y donde hacer deporte, pasear y disfrutar de la natura, con un papel a veces poco valorado en la identidad cultural de las alteanas y alteanos.