Custodiando el término de Altea desde el norte nos encontramos la imponente sierra de Bèrnia, que con sus 1.128 metros sobre el nivel del mar constituye el kilómetro vertical más próximo al mar de toda la península ibérica.
A través de sus senderos, podrás descubrir la riqueza natural, la historia y las leyendas que esconde este interesante espacio que crea una frontera natural entre las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baixa.
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Flora y fauna de la Sierra de Bèrnia
La Sierra de Bèrnia presenta diferentes hábitats muy diferenciados que acogen una fauna muy diversa adaptada a vivir en cada uno de ellos.
Sin duda el grupo de las aves es lo más destacado, con numerosas especies repartidas por todo tipos de ambientes. En las peñas más altas vuelan ruidosas las chovas piquirojas bajo la atenta mirada de rapaces como el águila perdicera o el halcón peregrino. Reyezuelos, piquituertos y carboneros en cambio prefieren la protección de las densas masas forestales.
En las horas centrales del día, cuando el resto de fauna huye del calor, los reptiles como el lagarto ocelado o la culebra de herradura reciben los rayos de suelo estirados sobre las rocas más calientes.
Las comadrejas y zorros, en cambio, prefieren la oscuridad de la noche para salir de sus escondrijos con ánimo de sorprender alguna presa despistada; concentrados en la tarea de mordisquear piñas y bellotas, ratones y ardillas pueden ser buenos candidatos.
Comportarse de forma respetuosa evitando levantar la voz y salirnos de la senda, aumenta las posibilidades de encontrarnos con algunas de estas especies de forma notable.
Geología y relieve de la Sierra de Bèrnia
Con 9 km de longitud y formando parte del extremo oriental de la cordillera prebética, el macizo de Bèrnia forma una imponente crestería de roca caliza con numerosas y complejas fallas, pero ¿como se formó la sierra de Bèrnia?
El sustrato calizo de las cordilleras dominantes a lo largo y ancho de la provincia de Alicante se formó hace millones de años en el fondo marino, debido a la precipitación de pequeños cristales de carbonato disueltos en el agua junto con los caparazones de organismos planctónicos y moluscos.
Con la colisión de la placa tectónica africana con Eurasia hace 70 millones de años, se produjeron plegamientos de la corteza terrestre que originaron varias cadenas de montañas como los Alpes, Pirineos o la Cordillera Bética. Bèrnia emergió del fondo marino durante el Mioceno, hace aproximadamente entre 20 y 10 Ma, cuando estas fuerzas empujaron los estratos marinos hacia la superficie; si nos fijamos no será complicado encontrar rocas con acumulaciones de numerosos fósiles de organismos marinos.
Patrimonio histórico y etnología de la Sierra de Bèrnia
Antiguamente los usos comunales de la sierra de Bèrnia permitían toda una serie de aprovechamientos silvícolas como recolectar esparto y palmito para hacer capazos, recoger plantas silvestres, aromáticas y comestibles, hacer leña o instalar colmenas para las abejas. El Ayuntamiento también arrendaba anualmente los pastos a los ganaderos del pueblo, que pasaban el verano en la sierra con sus rebaños.
El aprovechamiento se completaba con la explotación agrícola, gracias al labrado de bancales, “llenques i sospalmes”. En estas tierras se cultivaban algarrobos, viñas, almendros, higueras, manzanos, cerezos e incluso cereales, como demuestran las pequeñas eras de batir que todavía se conservan. Este aprovechamiento agrícola durante siglos ha generado un paisaje profundamente abancalado todavía visible a pesar de la tendencia actual al abandono de la agricultura.
Estos trabajos en conjunto conforman las llamadas prácticas agrosilvopastorales, un sistema productivo típico de la agricultura mediterránea y todo un paradigma de la sostenibilidad en el que se integran y combinan los aprovechamientos ganaderos, forestales y agrícolas.
Además, el roturado de los campos de cultivo con la construcción de márgenes, casas y corrales se hacía mediante la técnica ancestral de la piedra seca, declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2018. El “Camí de les Revoeltes” y el “Camí de la Cova de la Serp”, así como los kilómetros de márgenes que abancalan toda la sierra son ejemplos magníficos.